Mi casa tiene aspecto de tristeza
tumores en el baño y la cocina
Ahora tengo el disfraz hasta lo hondo
para mostrar mi sombra
me tientan los abismos de la carne
y dejo conducir a los segundos
Soy el blanco de todos los indultos
la que cubre de páramo a sí misma
¡No eres una niña, eres una mujer! Es para bajarle el susto —Dice la dueña de la casa. Tiene triste la mirada desde ayer. ¡Pégalo a tu cuerpo, que sienta tu protección. Ella retira el brazo que oprime su agresor. Responde con valentía: Me quedo aquí.