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Diálogo de latinos maduros en el Starbucks y otros Relatos. Jorge Etcheverry

Diálogo de latinos maduros en el Starbucks

 

Mire, le voy a decir que la traducción si es posible literaria ha sido mi medio de sustento, o mi ganapán, como creo que todavía dicen los argentinos, perdóneme la lata, pero soy profesor jubilado, aunque me dicen que me conservo bastante bien. La era virtual ha hecho posible que uno se pueda desplazar y trabajar desde cafés internet y computadoras portátiles, como la suya. En esta ciudad a la que me considero todavía un recién llegado, me tocado vivir ya en varios barrios. En este café tienen hartos enchufes W5, no viene mucha gente y el café es bueno, por eso que vengo casi todos los días aunque sea por un par de horas, y aunque no me crea, señora,  a trabajar, aunque no le saco el cuerpo a las oportunidades que se puedan presentar de conocer gente interesante, mujeres que miran y reciben miradas de vuelta y con las que uno se supone que comienza a hablar, como en este caso, incluso tratándose de un zorro viejo como es uno, aunque no se le note , pero no crea eso va contra mi manera de ser, no soy siempre tan entrador

 

 

“Mira oye, sí, yo te voy a decir, perdóname que te tutee, te voy confesar que  yo también tengo bastante más edad de la que aparento, no te voy a decir cúanto porque no soy estúpida, a una la ayudan mucho un montón de cosas, le sirven montones, unas cosas a las que una tiene más acceso que ustedes, o sabe más, o está más enterada, como por ejemplo la cirugía plástica, las dietas, los regímenes, la cosa ésa que está de moda ahora que es el pilates y que en mi caso me sirve mucho, no sé a ti, porque todavía si un señorón como tú se mete a una cosas de esas y te llegan a ver o se sabe, aunque pareciera que aquí todo el mundo son liberales y abiertos, te van a mirar raro, pero mira, te puedo recomendar una amiga que tengo que tiene incluso unos añitos más que yo y  que conoce a un doctor medio naturista medio homeópata que al Sebag ese lo deja chico. Pero oye disculpa, voy a al baño ahora vuelvo ”

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Testimonio de transacción artística interrumpida por gallego

 

Me levanté de la mesa y fui al baño, estaba haciendo frío otra vez, en este invierno que se había tomado un recreo pero ahora volvía con ganas, de ahí las ganas de mear. Cuando volví Jorge estaba sentado en la mesa, pero en un diálogo más o menos agitado con una niña oriental muy parecida a la asistente de una mujer eurasiática (creo que así se dice) de la banda de asesinas de Carradine en Kill Bill. A fin de cuentas Jorge le hizo entender que la estaba mirando a ella como tal, pero por supuesto que sí, bastante, no lo negaba, él, viejo y con hábito de mirar a las mujeres, cosa que reconocía que no era de estas latitudes y menos de estos tiempos. Pero le dijo que además, o principalmente, estaba mirando sus tatuajes, bastante pasables, que se deslizaban por su corvas delicadamente y se perdían en los botines. Ella le dijo que no lo podía creer y él le había mostrado sus monos en un blog que tiene y a la niña le habían gustado unos dibujos lineales, pero le dijo que eran muy complicados para ser pasados a la piel, pero eligió uno. Pero Jorge le dijo que no sabía qué hacer para pasar de la pantalla a la realidad con los monos, aparte de imprimirlos en alguna impresora, así es que ella podía elegir lo que quisiera. “Soy como La Polar”, dijo, “Llegar y llevar”, o si quiere “Agarra Aguirre”, palabras proferidas en medio del resto de su verborrea de un inglés con acento pero bastante aceptables, y la niña no entendía, claro, esos dichos de sus país y de hace décadas, pero le preguntaba si podía firmarle el dibujo que había elegido y una pintura hecha en línea pero bastante buena que ella iba a poner en una tela, una cosa como fotografía, pero él le dijo que no sabía cómo entrar y que ella pusiera sus iniciales en una esquinita del mono si quería. Y yo estaba parado, no me atrevía a sentarme para no joderle el panizo a Jorge, pero después del minuto y algo se dieron cuenta de que yo estaba parado al lado, ella se dio vuelta a seguir conversando con su amiga y yo me senté en una de las dos sillas sobrantes, y no me fijé cuando se sentó el gallego, que en realidad es otro argentino que es profesor de filosofía, o era, en su país. Me levanté

 

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En La Ardilla Negra

 

Estamos en Ottawa, Capital Federal de Canadá, este barrio desde donde hablo y escribo muy tranquilo, quitado de bulla, bastantes cafés y restaurantes, cuerpos hídricos, áreas verdes y de recreación y paseo. Esta es una tienda de libros usados que también se desempeña como café. Llevo esos libros de los que quiero deshacerme y me dan vales por otros libros y me puedo sentar ahí a tomar café o un vasito de vino tinto, que ahora tienen licencia—manteniendo eso sí una distancia segura y manteniendo puesta la mascarilla cuando no estoy consumiendo—y ojeo un libro que encontré y compré, pero cuyo título, autor e idioma prefiero no divulgar, en estos tiempos, cualquier detalle se integra a otros de la red virtual que rodea el planeta y así contribuye a construir o develar el perfil de una identidad cuyos posibles portadores concretos pasan a peligrar. Al abrir mi nueva adquisición y en esa primera página en blanco que tienen en general los libros, antes de la página que lleva el título y la de los créditos, hay unas frases engarzadas por una caligrafía menuda y cuidada, pequeña, con una leve tendencia a curvar las líneas finales de algunas letras. También uno puede percibir una cierta levedad, el bolígrafo no ejerce mucha presión, intuyo una mano joven, femenina, y la continuación de un texto acaso empezado en otra página en blanco al comienzo de otro libro.

 

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Informe del funcionario en el terreno

 

El Planeta Sol 3 se mantiene por ahora estable, el cambio climático producto de la actividad de los primates no se acerca aún al nivel de catástrofe planetaria. Los aumentos/descensos puntuales de temperatura en ciertas áreas pueden hacerlas no habitables en algunas décadas (término que usan para conjuntos de diez  períodos solares o años, en su contabilidad, que sigue un modelo decimal).  En la relación entre vida colectiva y elementos naturales,  se sigue sobredeterminando el factor aprovechamiento de lo que llaman “recursos naturales” inorgánicos y orgánicos, disminuyendo de paso el número y variedad de otras especies vivas. Frente al fenómeno acelerado de superpoblación generado en las últimas centurias (usan ese término para  contabilizar 100 períodos solares) la especie humana sigue generando  automáticamente conflictos de diversa especie que no parecen tener mayor efecto.  Las religiones preponderantes, si bien se secularizan en la medida en que se hacen urbanas, no han perdido su influencia y todas alientan y recompensan la reproducción masiva en sus sistemas de creencias. No se advierten mayores riesgos de pandemias ni estructuras sociales o ideológicas que limiten la natalidad. Por el contrario. Los elementos de lo que algunos de sus economistas denominan “acumulación del capital” implican el fenómeno de mano de obra barata, que excede a su uso simétrico, creando y manteniendo así ingentes cantidades de trabajadores potenciales de reserva que permiten además mantener bajos los costos del trabajo. Pronto se harán sentir problemas para el acceso a elementos básicos para la vida de estas comunidades de primates, como por el ejemplo el agua. Como decía, la ruptura del equilibrio de la especie con su hábitat que tuvo lugar en este caso, parece no ser reversible. La invención o descubrimiento de lo que llaman la Inteligencia Artificial no tendrá como resultado que los primates le traspases a estas entidades la gestión total de sus sociedades ni el control de la interfaz primate humano/mundo natural, que me parece serían los únicos medios de evitar extinción o degradación profundas, posiblemente en una centuria (siempre utilizando años solares y sistema decimal para expresar las cifras).

 

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Jorge Etcheverry Arcaya, Chileno, vive en Ottawa, Canadá. Profesor de filosofía y traductor, máster en lengua y literatura hispánica, doctor en literatura comparada. Fue miembro de la Escuela de Santiago y el Grupo América, agrupaciones poéticas chilenas de los 1960-70. Textos suyos de poesía, prosa y crítica han sido publicados en diversos países en revistas y libros en castellano y traducciones al inglés, francés, italiano y portugués. Ha publicado arte en diversos medios y formatos, en papel y virtualmente. Sus últimos libros son Clorodiaxepóxido, poemas, Chile, 2017; Los herederos, novela de ciencia ficción, 2018; Canadografía, antología de prosa hispanocanadiense, Chile, 2017; Samarkanda, poemas, Canadá, 2019; Outsiders, narraciones en inglés, 2020; Orejas y vanguardias, Chile, 2024. Recientemente aparece en las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena, Chile, 2018; Antología de la Revista Entre Paréntesis, de Chile, 2018; Antología de la poesía chilena de la última década, (Chile, 2018), Antología mundial de poesía; La papa, seguridad alimentaria, Bolivia, 2019; Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d’aujourd’hui (France 2021). Es colaborador y miembro del comité editorial de la revista Entreparéntesis, de Chile y de la revista Off the Record, también chilena. Su último libro de poemas es Orejas y vanguardias, Chile, 2024.

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