Por Rhea
Cristina
El Señor José Miguel Viñals Ariño es Cónsul honorario del Reino de España en Timisoara (desde 2013) y el presidente del Asociación Vía Rumanía Cultura. Establecido desde año 2007 en Rumanía, es
un intelectual especial y emprendedor con más 30 años de actividad profesional.
Nació en Barcelona el 24 de octubre de 1968 y ha vivido en Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Rumanía. Durante muchos años fue director financiero de una empresa estadounidense y más
tarde desarrolló su propio negocio de consultoría económica, con clientes y socios en Rumanía, España, Francia, Italia, Portugal, Reino Unido y Serbia. Domina 9 idiomas: español, catalán,
portugués, francés, italiano, inglés, alemán, rumano y serbio a nivel intermedio. También es comunicativo, amable y un español generoso en sus palabras y sincero en su afecto por Rumanía y el
pueblo rumano.
Rhea Cristina: Excelencia, gracias por aceptar mi invitación para una entrevista. ¿Qué es lo que más le gusta de Rumanía? ¿Cómo son los rumanos de aquí en comparación con los de su país, pero también con los de España?
Le agradezco, en primer lugar, su propuesta de entrevistarme, y más si, como es este caso, se me permite responder en español. Por muy bien que alguien hable otros idiomas nunca se expresará con la fluidez de los aprendidos en casa, en mi caso español y catalán. De Rumanía me gustan muchas cosas, empezando por el idioma, pero si cierro los ojos y pienso en Rumanía veo un desfile de imágenes de todos los lugares visitados en estos años, y por supuesto veo Timisoara, mi ciudad desde 2007. He pasado momentos muy felices en Rumanía, y esas memorias no se pueden separar de ahí donde se generaron.
Respondiendo a su segunda pregunta, no me gustan las generalizaciones. No creo que los rumanos sean de una forma homogénea. No lo son, ni los españoles, ni los franceses ni ningún pueblo. Lo que sí creo es que las sociedades rumana, española, europea en general se parecen cada vez más, sobre todo si hablamos de las sociedades urbanas, menos si nos adentramos en el mundo rural. La juventud europea converge, con todo lo bueno y todo lo malo que eso conlleva.
Rhea Cristina: El 1 de febrero de 2022, su mandato como Cónsul honorario del Reino de España en Timisoara fue prorrogado por otros cuatro años, hasta el 19 de septiembre de 2025. ¿Cómo es ser Cónsul honorario de Rumanía en Timisoara? ¿Por qué eligió Timișoara para esta misión diplomática?
Yo llegué a Timisoara en 2007 y el consulado honorario de España en Timisoara se inauguró en octubre del 2013. Yo ya tenía una vida profesional, social, personal, cultural en Timisoara cuando la Embajada de España en Bucarest me propuso el honor de representar aquí a mí país al frente de un consulado honorario y la seguiré teniendo si un día decidiera renunciar al consulado honorario o las autoridades españolas y rumanas decidieran no prorrogar el mandato.
Timisoara es una de las grandes ciudades de Rumanía y varios países europeos disponían, en 2013, de consulado en la ciudad (honorario u general), por lo que es normal que España considerara esta opción. Tenga en cuenta además la muy alta presencia de población rumana en España, mucha de la cual vuelve a Rumanía a vivir su jubilación y necesita de los servicios consulares para validar su pensión, pero también del creciente número de españoles, sobre todo estudiantes Erasmus, que escogen Timisoara o Arad.
Rhea Cristina: Usted es el presidente del Asociación Via Rumania Cultura. ¿Que representa esta organización cultural, cuáles son sus proyectos y objetivos principales?
Via Rumania Cultura es una ONG creada en febrero del 2013 con el deseo de canalizar, de forma más ordenada y eficiente, la acción cultural que ya desde el 2010 realizaba yo en la ciudad. El objetivo siempre ha sido el mismo: aproximar la cultura española a Rumania y, en la medida de los posible, la rumana a España. Creo que estos países se conocen poco mutuamente y mi deseo fue y sigue siendo contribuir a reducir este desconocimiento.
Los proyectos que realizamos son múltiples, pero siempre ligados a los recursos de que disponemos que no son muchos. Entre los más consolidados figuran el concurso anual de traducción de poesía del español al rumano cuya sexta edición celebraremos en 2023 (www.vrpoezia.ro), los talleres de dibujo para niños sobre pintores españoles, ya en su quinto año y uno nuevo que nos motiva especialmente y que es el canal de YouTube “Timisoara en español”, en el que a través de cortas entrevistas presentamos para un público que habla español a personas de Timisoara que creemos que hacen cosas que han de conocerse: empresarios, artistas, intelectuales, escritores, representantes de organizaciones, profesores de español, españoles que aquí viven…
Empezamos este proyecto recientemente y nos alegra saber que, cuando un español busque Timisoara online, tendrá un canal en el que conocer a la ciudad a través de su gente. A parte de los mencionados, llevamos a cabo otras acciones culturales tales como exposiciones, presentaciones, colaboramos con otras entidades… la verdad es que hacemos mucho para lo pequeños que somos.
Rhea Cristina: Además, usted es un emprendedor de éxito, preocupado por la competitividad de las empresas, de los sectores económicos, incluso de los estados. ¿Qué consejos dan a empresas rumanas para su desarrollo, visibilidad y presencia en el mercado europeo, de acuerdo con la actual evolución tecnológica?
Recientemente un empresario de un país europeo me comentaba que echaba en falta, en Rumanía, la visión a largo plazo, no sólo de las compañías sino también de los trabajadores. Coincido con él. Y lo digo como español, país donde no nos caracterizamos especialmente por planificar a largo. A ambos países nos falta lo mismo: visión a 10, 15 años en todos los aspectos de la existencia. A veces tengo la impresión de que vamos a salto de mata, que actuamos de hoy para mañana, que no pensamos en avanzar poco a poco y seguro, sino que lo queremos todo ya. Y eso es pan para hoy y hambre para mañana. A veces nos sorprende que algunos países, en pocos años y sin recursos especialmente importantes – más allá del esfuerzo de sus ciudadanos – hayan conseguido, partiendo de la pobreza, situarse en altas posiciones de bienestar, y que otros estemos estancados o con avances poco significativos. Falta visión y mentalidad de esfuerzo, y no se puede ser competitivo sin estos ingredientes básicos.
No me gusta dar consejos, pero no creo que una empresa pueda desarrollarse actualmente en el mercado europeo sin una apuesta clara por la internacionalización, hay que buscar cauces para vender fuera, para ampliar mercados. Creo que hace falta poder generar capital para financiar este desarrollo, a través de fondos propios si puede ser, sin excesivo apalancamiento, y que se invierta en proyectos bien pensados, con estrategia clara. El éxito de un proyecto depende principalmente de aquel que lo genera y dirige y de que el equipo que lo rodea comparta la visión con lealtad. A menudo echamos las culpas a terceros de fracasos que se deben únicamente a una mala planificación o un mal desarrollo. Yo he tenido éxitos, y también fracasos, algunos enormes. De todos se aprende, pero una lección importante es que hay que prepararse muy bien antes de lanzarse a una nueva aventura, que hay que estudiar mucho el terreno. Sino lo haces a veces aciertas y puedes triunfar, pero por lo general no llegarás lejos. Eso también me ha pasado a mí en algunas ocasiones. También es necesario fracasar para aprender de los errores hechos.
Rhea Cristina: ¿Qué tienen que hacer los jóvenes rumanos para educarse en un espíritu de verdaderos valores morales, educativos y culturales?
Desde que nacen hasta los 18 años los niños tiene que hacer lo que les dicen sus padres en casa en primer lugar, y los maestros en la escuela. Por tanto, la corrección que yo haría a esa pregunta es: ¿qué tienen que hacer las familias y escuelas rumanas (y no rumanas) para educar a sus hijos en el espíritu de los valores morales, educativos y culturales verdaderos? Pues simplemente eso, educarlos. Parece una obviedad, pero no lo es: hay muchos jóvenes muy bien educados y otros muy mal educados. Siempre los ha habido y siempre los habrá. Creo que los jóvenes, al no poder elegir, son “las víctimas” de los malos educadores y que las responsabilidades hay que pedirlas a quienes debían ocuparse de ellos.
Me gustaría además entender qué significa “valores morales, educativos y culturales verdaderos”. Hasta hace muy poco era inmoral en muchos países – y lo sigue siendo – considerar a la mujer igual al hombre, y era moral – y lo sigue siendo – discriminar a las personas por las razones más sorprendentes. La moralidad es cambiante y me asusta el uso de esa palabra, muy a menudo esconde la intención de obligar a los demás a comportarse de una cierta forma, y muy a menudo de forma hipócrita.
¿Qué es la cultura verdadera? ¿Sólo la alta cultura, Beethoven, Cervantes, da Vinci… o también es cultura verdadera el folclore del pueblo donde nací o nacieron mis ancestros? Para mí esta última lo es en su totalidad. Creo que los educadores deberían educar a los niños como si fueran árboles, procurando que tengan raíces profundamente ancladas en la cultura propia de donde nacieron, un sólido tronco capaz de resistir las dificultades de la vida y una copa llena de ramas largas y abiertas hacia todos los demás, para aprender de lo que el resto del mundo tiene que decirnos. Esta visión, para mí muy hermosa, la aprendí del gran escultor Eduardo Chillida: así quería ser él, así quisiera ser yo. Sé que, en el mundo actual, que parece tan fluctuante y lo es, la imagen de un gran árbol sólidamente anclado en el suelo de los principios y de la propia historia puede parecer anquilosada; es más simple dejarse llevar por la corriente cual bote a la deriva.
No niego que tenga ventajas, pero si me dan a elegir, yo prefiero tener claro quién soy y de dónde vengo. Para mí, ese bagaje, no ha sido un peso sino una ventaja, un motor, una fuerza interior
siempre activa. Y por supuesto, tanto para los niños como para los adultos, recomendaría leer, siempre leer. Yo soy yo y mis circunstancias – decía Ortega y Gasset – y lo que he leído, añadiría
yo.
Una entrevista realizada por Rhea Cristina.
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