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Ignacio Bellido de convicciones sólidas pasional y con autoridad poética por Marian Raméntol

 

 

  Me considero una persona afortunada. Siempre lo digo en voz alta porque, en mi deambular por los años, he tenido la suerte de toparme con la generosidad de gente grande, gente que me ha “adoptado”, cuidado, mimado y, sobre todo, enseñado, en este difícil arte de la poesía.

 

En mi proceso de aprendizaje, que todavía sigue su curso y espero no acabe nunca, he tenido verdaderos maestros de entre los que cabe destacar a Ignacio Bellido.

 

Ignacio fue co-fundador de grupo poético “Laie” de Barcelona. Precisamente, del grupo Laie, del que también yo formé parte, nació la amistad que me unió a este grandísimo poeta, quien en mis primeros pasos se encargó, con soberana paciencia y alguna que otra larguísima discusión, de dirigirme en la gran batalla contra las “rimas y asonancias” que tanto y tanto me costó “dominar” y que él proclamaba “asesinatos” en la disciplina del verso libre.

 

Ig” como le llamábamos cariñosamente, tenía un carácter muy fuerte, de convicciones sólidas, pasional y con autoridad en su expresión, gustaba de exponerlas sin importar tiempos ni horarios, era fácil pues pasarse, al teléfono, por ejemplo, más de una hora de acalorada charla. En más de una ocasión nos sumergimos en discusiones “filosóficas” para arreglar un mundo que no tenía arreglo o para redescubrir la poesía de tal o cual poeta, porque todo hay que decirlo, yo también tenía un fuerte carácter y autoridad en la expresión, así que vaya dos que nos fuimos a juntar.

 

En la época de actividad del grupo Laie, que fueron aproximadamente unos seis años, (2004-2010), se unieron muchas sinergias que se concretaron en una revista del grupo, un libro colectivo, múltiples recitales y sobre todo nuestras cenas tras los encuentros mensuales. No era para nada extraño que Ignacio y Carlos Serra Ramos -miembro también del grupo- se liaran en un mano a mano con un rosario de chistes, a cual más subido, y que acabáramos todos con dolor de mandíbula de tanta risa.

 

Bellos recuerdos que ya forman y conforman parte de mi mochila personal y que me emociona compartir.

 

Dejo aquí un poema de Ignacio de aquella época.

 

 

 

 

 

ESPERABA ESTE MOMENTO

 

Del libro Poemas para destrozar tu alma

 

Ignacio Bellido

 

 

 

La raíz en la vida

 

No siempre se mantiene

 

Es posible que el agua

 

Vuelva a ser melodía

 

Y que todos los cuerpos

 

Se integren en las hojas

 

Para llenar de savia

 

Los ríos cuarteados.

 

 

 

Es posible que el cielo

 

Se hermane con la tierra

 

Y que el canto florezca

 

Sobre las espadañas

 

Y al oír el tañido

 

De las voces del mundo

 

La campana nos muestre

 

Su verdadero ensueño.

 

 

 

Quizá es la quimera

 

La que me ocupa ahora

 

Pero siento en la sangre

 

Un camino de fuego

 

Una entrega de historia

 

Un palpitar distinto.


 

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