Miro el infinito, y camino por un puerto en Mar del plata, toco la arena, me adentro en los laberintos de Borges, y siento la soledad, una soledad para escribir mi
diario solitario.
Son dos soledades la mía y la de mi amor imposible, miro el mar solo, con gaviotas que vuelan.
Siento una introspección lejana un ostracismo y mi vida vacía, pensé en suicidarme en el muelle pero no lo hice, mi libro lejano, mi libro que es mi teoría del
universo interno, miro mi narración y siento que estoy solo, muy solo entre miles de lectores y escritores, sé que soy un pésimo jugador de ajedrez pero amo el ajedrez, y siento ese viento que
lleva a otro mundo, a otro diario íntimo de mí mismo, y esos ojos de perro azul que leo de García Márquez.
Siento hoy una arena donde camino mi laberinto y tu lector testigo de mi pesar y mi pluma roja.
El conde
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