Sentado en el porche de su casa, miraba a la lejanía, pensando como pasaba el tiempo, y dejando vagar los pensamientos en tiempos pasados, ausente y nostálgico, pasaban las gentes, y los miraba
siguiendo sus pasos, que un día lejano él también había recorrido los caminos, en busca de sí mismo, y ahora se daba cuenta, que siempre su yo había estado
donde ahora se encontraba, en su pueblo y en su entorno que le hacía sentirse bien y complacido.
Y de esta manera, disfrutaba, de una vida que para el
comenzaba ahora, con armonía y estabilidad emocional.
Arnoldo Rodríguez Cabrera
Las Palmas de Gran Canaria
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