No la quise despertar. A fin de cuentas, la pasión quedó saldada tras la incombustible noche en que, agitada en el pecho, sus manos treparon mi torso y juntos nos
bebimos el jugo y la vid.
Por delante un trayecto de seiscientos kilómetros y en seguida el olvido. La niebla no apareció hasta mitad del recorrido, la lluvia poco después.
Salí por la 288; en la BP, mientras pedía un pincho arrimado a la barra, suena el móvil, eran las diez, Eva lloriqueaba: —Te fuiste sin despedirte. Sin más respiro
prosigue:
—Te quiero. Fue motivo para no llamarla nunca más.
©Alonso de Molina
Microrrelato de 100 palabras
De Sur a Sur Revista de Poesía y Artes Literarias. Agosto 2017
Imagen: Mabel Amber
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