I
Y abro los cálices de la memoria
de luz ardida y sin tiempo.
Y busco en el secreto pozo la voz erguida,
la razón de amor que arroba el aire.
Y llamo a la sutil desnudez de la palabra
en los entreverados bosques, por sus pasillos
de hojas huidizas y miel en las copas.
Y abro los cálices de la memoria,
Y saber, y después no saber nada.
II
Después de todas las revoluciones traicionadas
y de la traición de todas las revoluciones
yo me quedo con la hermosa caligrafía de tus ojos.
III
Después de amar, amor, queda tu semblante
desnudo. Y destella mi sangre a lomos de la brisa.
Los blancos jinetes del sueño sobrevuelan
tus senos, y es tu sexo una mariposa cercana
a la luz que abisman los geranios.
IV
A veces no sé de qué se habla,
no sé qué verbos se conjugan.
Es como si Dios hubiese babelizado
las conjuras a la hora del café.
V
Y un solo racimo de verdad a modo de espejismo.
Tejías metáforas con hilado de pupila y lágrima,
tú, sutil, perspicaz, aérea y terrestre.
Ecos tal vez con unánimes barreras de humo y sombras.
Sentada al borde de tus labios,
fuiste nombrando cada cuenco de arcilla
que al menos incienso rezumaban.
Y un solo racimo de verdad a modo de espejismo
en esta gran metáfora de los días y las noches.
VI
Katherine, noche nupcial.
Las guirnaldas de tu cuello
son un hilvanado de dulces promesas
cada hora del día como uvas de un prolijo racimo.
El reloj se torna sonrisa, música silente
porque el tic-tac emergió
de la oración de un pentagrama.
Has salido del trasfondo de una acuarela
con un violín entre las manos.
Qué hermoso es tu vestido,
parece un lagrimal de dicha
caído levemente hasta tus pies
al igual una lenta catarata.
Te amo, te amo y te escribo,
te pertenezco, blancas sombras,
luz blanquísima, cielo y mar
abotonados a mi pecho,
y tierra firme ardiendo suavemente.
VII
Dime, echada en tu sofá, tu noche luminosa
de sueños presagiados en el día,
en el día construidos con apenas una imagen lúcida.
Yo en la mar - mañana de blancas espumas-,
blandiendo pañuelos azulinos con mi gorra marinera,
timón y velas al pairo, las aguas me conduzcan
hasta ti con sus súbitas gaviotas de fuego,
albatros como puñales encadenados a mi vida.
Callemos un instante sin embargo, boca a boca entregados
al silencio de otra música: destino.
Eternidad, sublime hallazgo de una muerte amantísima,
no solo la vida posee jardines y constamos
como río que conoce su deriva, ciega a veces.
Muere también el mediodía, cielo, cielo, convoco
tus inmensos ojos enigmáticos.
VIII
Él
La noche está en sazón y no te hallo.
Ella
Yo aún te busco y no te encuentro.
Ambos perdidos en esta oscuridad bellísima.
Él
Las estrellas están llorando, desconsoladas gimen.
Clamor de luz nostalgiando besos.
Ella
Dónde estás, amado, en qué encrucijada te perdiste.
Tus manos de lirio son la medida de mi corazón.
Él
Ya oigo tu voz, tu respiración casi detenida.
Blanden farolas sus cabezas encendidas.
Las mece el viento del sur.
Ella
Tu perfume de almizcle también aroma mis cabellos.
Estás aquí, cegados mis ojos no puedo contemplarte.
Él
Abrázame entonces, sean nuestras pupilas nuestros sensitivos poros.
Piel con piel el mundo se conmueve.
Gracias, Señor, somos dos avecicas en su nido mientras,
sazón de la noche, bebemos nuestra sangre en un cuenco de arcilla.
oo0oo
Francisco Aranda Cadenas nace en Málaga en 1966 y se forma como Bibliotecario - Documentalista, aunque realizó también estudios de Filología Hispánica en la UMA y de Filosofía en la UNED. Actualmente reside en Almería.
Ha publicado en diversas revistas literarias.
Desarrolla la técnica del collage y poemas visual.
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Rafael (martes, 07 enero 2025 16:27)
¡Bravo! Es todo un placer leerte y sentir con lo escrito. Un fuerte abrazo.
Francisco (martes, 07 enero 2025 20:51)
A Paquito Aranda Cadenas, quien sabrá comprender..
Acuso recibo de tu manuscrito,/ junto al que hoy discurre El Porvenir./ Ante esta entrega he de decir/
Que hay valía en el detalle, en el rito/
De honrar "palabra en el tiempo" y sentir/
El vértigo de un vivir infinito,/y la intuición de poder compartir/ el "sentipensar" del hombre en tu escrito./
Es tu poesía arcano de sentido/ incierto encuentro con la plenitud/
Senda de luz, cántaro de virtud/Bofetón de guante al materialismo/
Uso irracional de incomprendido civismo/ lesa condena, socrática virtud...