La Naturaleza en sí se crece con la expresión poética y la Poesía se crece con cada uno de nosotros.
En esta sociedad en que vivimos, donde el stress, las prisas, la falta de tiempo es el modus vivendi de nuestros días, tenemos la necesidad de buscar vías de escape que hagan que de un modo u otro nuestro cuerpo y nuestra mente conecte con nuestro yo interior, con nosotros mismos.
Caminar es una terapia para el cuerpo y la mente, pero no me estoy refiriendo a un paseo por las calles de la ciudad, sino a caminar por entornos naturales: el campo, el bosque, la playa, la montaña, el desierto... disfrutar de los paisajes, de las plantas, de las piedras, del aire puro, del sonido de los pájaros...
Nuestro planeta recibe energía cósmica de todo el universo, energía telúrica que se percibe con más intensidad en determinados lugares y cuyas vibraciones hacen de estos espacios naturales, lugares espirituales en los que nuestra mente se deja llevar por la calma y los pensamientos positivos. Uno se encuentra, sencillamente, como en casa, en el seno protector de la Madre Tierra.
Leer es una terapia para el cuerpo y para la mente. Leer interioriza, concentra, abstrae, da placer. Leer poesía es saludable, cada verso es un mantra, las palabras tienen el poder de sanar.
Leer es un hábito que puedes practicar en cualquier entorno, pero te propongo que dejes el cómodo sillón de tu casa y pruebes a leer un texto o un poema en un espacio natural. Percibirás como cada frase, cada palabra adquiere connotaciones distintas, como hay vida en las palabras, como se respiran sensaciones, como conectas con la naturaleza, con nuestro Planeta. Cada espacio natural evocará intuitivamente sentimientos que, conforme a cada experiencia personal, se prestarán a un determinado texto o poema para expresarlos.
Compartimos nuestra propuesta
Llegados a este punto nuestra propuesta trata de unir el gusto por caminar, el placer de la lectura y el amor a la poesía en el crisol de un entorno natural y paisajístico. De tal alquimia surge el sendero poético.
En ningún caso las actividades propuestas, son un manual de instrucciones ni una guía turística ni deportiva.
En todo caso, estas iniciativas psicodinámicas, pudieran ser la percepción que orienta y ayuda a encontrar el mapa de nuestras sensaciones, sentimientos y emociones, nuestro propio tesoro interior; además de implicarnos en una dimensión social y arraigo al entorno natural, lugar del origen y pertenencia del hombre.
Normas MIDE de dificultad en el recorrido
Caminaremos por entornos naturales emblemáticos siguiendo unos trazados previamente estudiados cuya dificultad del recorrido será informada al participante siguiendo las normas MIDE de dificultad (escala de graduación de las dificultades técnicas y físicas de los recorridos, permitiendo clasificarlos para una mejor información).
La Información básica de cada ruta consta de:
horario, desnivel positivo, desnivel negativo, distancia, tipo de recorrido (ida y vuelta o circular), dificultad: (de 1 a 5 puntos, de menos a más) de los cuatro aspectos de dificultad:
severidad del medio natural, orientación en el itinerario, dificultad en el desplazamiento y cantidad de esfuerzo necesario, así como recomendaciones sobre el material necesario para la
actividad: calzado apropiado, vestuario cómodo, avituallamiento.
Conocimiento del entorno
En el transcurso del recorrido, habrá ocasión para conocer más aspectos sobre el entorno donde nos encontramos: geología, botánica, sucesos o momentos históricos, leyendas etc.
Vamos a conseguir integrar la naturaleza con la lectura, recitación y creación poética; vamos a dinamizar cada encuentro escenificando e interpretando el poema que llevas dentro.
Cada salida ha sido diseñada para sumar valores a nuestro tiempo de ocio como disparador creativo; la montaña, el mar, la naturaleza en sí se crece con la expresión poética y la poesía se crece con cada uno de nosotros.
En suma con estos encuentros pretendemos:
Promover la afición por la poesía
Fomentar el retorno a la Naturaleza y a la tradición oral
Diversidad lingüística a través de la expresión poética
Restablecer el diálogo entre la poesía y otras artes o disciplinas.
Nuestro entorno favorito: Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
"Aquí, en este Cabo, se inventó la mar", cito estos versos del poeta Alonso de Molina, porque ambos compartimos el mismo amor, admiración e hipnotismos por este rincón del planeta.
Por alguna u otra razón del destino, por los vientos favorables, la buena fortuna, los avatares de la vida o quién sabe si los caprichos del universo nos hacen seres privilegiados al poder deleitarnos de esta tierra particularmente bella: desierto, mar, montaña. ¡Lo tiene todo! Cada mañana, la primera visión que tienes es el amanecer perfilando la grácil silueta de la Sierra de Gata. El cerro de la Testa como estandarte del montículo, o Promontorio Charidemo como fue conocido por los fenicios, provoca esa atracción mágica que solo un lugar donde confluyen las fuerzas telúricas de la tierra es capaz de provocar. Cuando caminas por estos espacios naturales, percibes que conectas directamente con la raíz de la Madre Tierra, fuerza que emana desde las profundidades y te invade completamente. Es aquí, donde tu espíritu, tu alma, tu ser, se vuelve salvaje y libre.
En este Especial Senderismo Poético, a modo de divulgación y sugerencia, exponemos dos de las actividades realizadas en estos primeros meses del 2021, con la pertinaz pandemia todavía sin controlar del todo, respetando en todo momento protocolo Covid’19.
Senderismo Poético.
Las Negras- Cala San
Pedro
(último reducto para la utopía hippie)
Cuenta la leyenda que los pescadores, un mal día, se hicieron a la mar y tras una mala tempestad murieron todos los hombres embarcados.
Después de esta tragedia, las mujeres de los marineros, dedicadas a la agricultura y al pastoreo, no tuvieron más remedio que subsistir vendiendo sus productos en las poblaciones vecinas. Las mujeres iban todas enlutadas de ahí el nombre que le dieron sus vecinos "Las Negras". Crearon este nuevo asentamiento, condicionado el nombre por el color del luto de sus primeras pobladoras.
Otra versión, es que el nombre del asentamiento proviene del denominado Cerro Negro que resalta en la parte occidental de la cala, una gran masa de material volcánico de color oscuro, que por efecto de la erosión ha esparcido sobre el mar y la costa restos volcánicos, piedras y guijarros de color pardusco.
Desde Las Negras accedemos a una pista de tierra (antiguo camino de pescadores entre las aldeas de Agua Amarga y Las Negras) que bordeando el mencionado Cerro Negro que impera sobre el acantilado, nos conduce hasta la famosa Cala de San Pedro, donde también existe las ruinas del Castillo de San Pedro y una fuente de agua potable (la única fuente de agua potable de la zona), codiciada por los piratas que, en la antigüedad, continuamente asediaban a sus moradores para apoderarse de la privilegiada demarcación. A Cala San Pedro solo se puede acceder caminando a través de citada pista que parte de Las Negras, por otra pista desde Agua Amarga o en embarcación por mar.
En la excursión de hoy, por fin, hemos hallado breves extensiones de las pretendidas amapolas que veníamos echando en falta en otros páramos del Parque Natural Cabo de Gata.
Salvajes y delicadas, indómitas y dóciles a la vez, persistentemente tenaces e independientes, ellas, las amapolas, entre el sol y la media sombra, sus formas de campana colorean de rojo los caminos con vivos y delicados pétalos ondeando al viento de la mañana, conformando idílicas estampas que dan al desierto un singular aspecto agradable y acogedor entre un olor a mar y agradable sonido de olas del Mediterráneo.
En el breve oasis que conforma la fuerte de agua potable, junto al busto del santo (más parece un ecce homo sonriente) que da nombre a la cala, San Pedro, recitamos varios poemas entre sonidos de pájaros y rumor de agua, naturaleza en estado sublime.
CALA SAN PEDRO. SUEÑO Y QUIMERA
Para romper la luz,
el viaje se origina con un paso primero.
Regresarse al desierto,
al tiempo originario,
huir de espejismos
que detienen los días
sin malvender el alma
por gérmenes inmóviles,
recogiendo la flor
perdida en los espejos.
Es el momento del retorno a la higuera,
al parral y al olivo, a la flor del naranjo,
al granado y al níspero.
Casas antiguas, tierra complaciente
y la perenne arena
creyendo en tus pisadas.
(Podría rescatar leyendas, chantajearme, descontar los minutos en que se abaten las promesas hacia el exilio con las manos hundidas en un diamante hambriento de emociones. Y podría doblar la lluvia con mi sangre, en aquel manantial donde la piedra y tu piel soportaron silencio y abandono).
El cielo se ilumina
plantando a los relojes.
Una mujer celebra la burla de las horas.
En su albergue sagrado,
escucha el grito de la fuente
y se alinea con el agua,
debe encontrar consuelo
doblándose en la luz.
Nunca tanto, la sal ni la semilla,
llevaron hacia el mar
la llama en su pureza.
(A menudo tu casa son esos cabellos grises que van poblando tus sienes. No podrías beber la noche ni confiarte al destino; la mordedura de una perfidia, como la parca, se llevó los días y el calor de la grava; no hay quietud sobre el manto mineral, tampoco las estatuas de piedra que adornan las murallas van a cobrar la vida por ti).
Una hemorragia inexpresiva,
mirando al cielo, permanece
anclada en espejismos,
viendo pasar la vida delante de sus ojos.
Es un tiempo sonoro,
un pedernal tallado en fantasías
que, párvulas, empujan
sus pompas al vacío;
sin arcillas que purguen en tu cuerpo
la ola elevará sus manos
y ocultará la sal.
(Yo podría hacerla sentir la noche, que perdiera el juicio y el dolor; que imaginara el miedo y la mentira del infierno.
Sentí mucha hambre mientras devoraba al mundo buscando un nombre para mi fe: decir te amo sin lastimar la luz; no todos quieren amor, no piden celebradas ofrendas ni prometidas primaveras.
Sólo el fuego promete ignición debajo de una melodía sin promesa de oxígeno, solo el futuro aguarda para quemar los juramentos).
Entre tus pasos y una estrella
el valle albergará tu sino junto al polvo;
un cielo tan delgado
como el ladrido de un perro,
volcará por tus gritos
toda la tierra oscura que te forma.
La Posesión del Ágata: Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar
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Senderismo Poético.
Recorrido Ermita Torre García - Albergue Amoladeras
Nada más acabar el paseo marítimo de Retamar, cruzamos la desembocadura de la Rambla del Agua que marca la frontera del parque con la ciudad de Almería, concretamente con el núcleo poblacional de El Toyo - Retamar. Este es el punto donde se indica la entrada al PN Cabo de Gata.
Seguimos el ancho camino de tierra, llamado Camino de la Ermita de Torre García, que transcurre paralelo al mar y que primeramente nos acerca a la emblemática ermita, de planta octogonal y erigida en el lugar donde según la tradición popular, apareció la Virgen. En 1502, el vigía Andrés de Jaén descubrió varada en la playa una imagen de la virgen María, que pasó a ser la virgen del Mar, patrona de Almería. Cada año, el segundo domingo de enero, se celebra la romería de la Virgen del Mar. A unos 300 metros más adelante, el camino nos dirige hasta la torre vigía que da nombre al lugar.
A unos 100 metros de la atalaya de Torre García se hayan las ruinas de una factoría romana de salazones (siglos I al III d.C.).
En este punto veremos el cartel indicativo del sendero El Pocico -Las Marinas que va desde este punto hasta San Miguel del Cabo de Gata.
Pasados las salazones continuamos por el camino de tierra que conduce hasta la desembocadura de la Rambla de las Amoladeras
Continuamos el recorrido por el cauce de la Rambla, a pocos metro llegamos a las ruinas de un pozo de agua que aún conserva la chimenea en el seno de la rambla.
Continuamos por el cauce de esta Rambla hasta llegar próximos a la carretera que va a Cabo de Gata. A la altura del mirador de las Amoladeras ascendemos hasta este punto donde tenemos una vista excepcional de toda la rambla, el litoral y las sierras de Almería: Gádor, S. Nevada, Alhamilla, S. De Gata.
El mirador de la Amoladeras es el lugar elegido para nuestra parada poética. Ronda de lectura de los participantes, recitación, declamación incluso ser inmortalizados con el hábil carboncillo de uno de nuestros participantes, aficionado al dibujo.
Desde aquí nos dirigimos hacia el albergue de las amoladeras, unos metros más adelante. Rebasado el albergue continuamos por el sendero señalizado GR140 (de Puerto de la Ragua a cabo de Gata) Ya sobre el sendero, a unos metros del albergue podemos ver a nuestra izquierda un panel indicando la dirección al Centro de Interpretación de La Naturaleza “Las Amoladeras, un centro de interpretación del Parque, que se llega a él a través de un atractivo senderito sobre la duna que atraviesa un bosquete de pitas.
Ramblas y dunas que nos permiten conocer un ecosistema único en Andalucía, donde se mantiene el mayor azufaifar del planeta, un arbusto singular que puede alcanzar los 8 metros de altura y extender sus raíces por debajo de los 50 metros; endémico de esta tierra, refugio de aves, insectos y mamíferos que, además, se alimentan de los apetitosos frutos del azufaifo. En la vegetación hallaremos, también, taludes fósiles y en las ramblas lagunas con abundante avifauna.
Visitado el centro volvemos sobre los paso para retomar el camino y continuar por el GR 140 hasta llegar a una bifurcación donde abandonamos el GR140 para continuar a la derecha por un sendero indicado con un hito de sendero local. Este camino no conduce de nuevo al camino paralelo a la playa de las Amoladeras, que continuamos hasta regresar de nuevo a la Rambla de las Amoladeras y de ahí a la ermita de Torre García.
Vente a volar conmigo
Asomas la cabeza
para observar el mar,
desentierras la piedra,
ninguna rosa brilla bajo el agua.
En cambio, hueles tú a primavera
y semilla es tu carne
para construir montañas
donde extender auroras
con las manos de hiedra
de aquel dios
que te entregó la fuente
del milagro
para crear de arcilla
los paisajes terrosos
que se anidan en ti.
Es el día de la piedra mansa,
el canto adormecido del Carneros,
el camino calmoso de esta dársena
donde callan los cantos y el guijarro
sorbiendo en su garganta todo el brillo
las masas cristalinas el granito
los colores del cuarzo en sus mil formas
la roca milenaria derramada
entre vivos olores a lavanda.
El palmito, el esparto, el secarral…
conforman la memoria de otro tiempo
donde era azul el sonido y las tardes
violetas despidiéndose del sol
con su rostro ovalado
camino del poniente.
Y aquí vengo a volar
–que no encalle la luz–
vente a volar conmigo
a liberar palomas
que emborrachen los mares
las anónimas almas
que impares adormecen.
Vente a volar conmigo
a liberar tu género
y permítele al piélago
un encuentro de aguas
que ofrezca el mineral
al rito tuyo y mío
que dé vida a la piedra
donde el mar se emborracha
de rituales y ánimas.
Vente a volar conmigo
y eleva alto tus manos
hasta tocar las hebras
que se irradian de dios.
La Posesión del Ágata: Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar
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