LA ESPERA
y te he esperado sin rastro
y sin prisa
sobre todos los puentes
las cúpulas azuladas del verano
a través de los túneles interminables de la noche
en todos los andenes
lejos del mar y sus sirenas
te he esperado en esta ciudad
y en todas las ciudades
mientras la sombra crece sobre mis manos y el viento
es un mensaje ronco sin ventanas
te he esperado de cara contra las vitrinas
en el eco intermitente del teléfono
en los cuadros del Prado
y en las calles
pero más te esperé en las paredes repetidas del Cristal
y puedes creerme:
solo asomó tu silueta tras una de ellas
en el momento exacto en que yo partía
PASEO
una torre de hojas se desploma contra tu sombra
y tu sombra cruje toda verde
húmeda y libre mientras te alejas
un pájaro extraviado sueña anidar en ella
***
llegas con levedad de golondrina
geranios en el pelo
un enorme corazón de chocolate en el pecho
te miras en el breve aljibe
bordeado de hierba fresca
y nuestras sombras se juntan//
¡cómo me conmueve mirar esta fotografía!
DE CHIRICO
el que pintaba edificios
en ruinas y estatuas congeladas
plazas de antiguo linaje y
sombras
el tren en el horizonte que se confunde
con las nubes o el humo de una chimenea
que ya no existe/
de Chirico y su sueño de poeta
solitario empedernido
ausente en su propio cuerpo
único habitante en esa su soledad a solas
LA FARAONA
fantasmal
la borrada de la historia y la memoria
Hatshepsut
ronda su antiguo paraíso
con una flor de arena perpetua entre las manos
tan cerca del Nilo sagrado
de su templo y de su tumba/
sepultada por siglos de arena y tiempo
CATEDRAL SUMERGIDA
entre burbujas de asombro
los peces le hacen espacio/
fantasmales bajo el agua
naves altares retablos
agujas que apuntan al cielo
más allá del naufragio
el rosetón: ya pálidos colores/
seguirán repicando las campanas/
aturdido
un ángel busca sus alas
entre crustáceos algas y la sombra
rota de algún poeta
SIGNOS
el oleaje al retirarse deja en la arena
trazos indescifrables
como huellas de pájaros
caminas sobre esos signos
y ensayas
ausente
tu propio vuelo
***
sobre este poema crecerá hierba
y crecerán cerezas
la sombra alargada del ocaso/
tus ojos tristes lo leerán mil veces
hasta que la maleza lo cubra por completo
y solo permanezca su sombra en tus ojeras
ya sombra también
ALUCINADA
A Alejandra
cómo acallar las voces que me habitan cómo ignorar la insólita presencia de pájaros muertos en mis manos cómo desmantelar la tienda de la locura y volver a la sencillez desnuda de mi nombre…
Ensayo Personal
1.- “En el principio era el Verbo”, reza en las Sagradas Escrituras (Evangelio según San Juan). Es decir, la Palabra, la Poesía. Esto significa que la Poesía estuvo presente en el mundo desde siempre.
2.- Según una idea atribuida a Shelley, hay un solo poema a lo largo de la historia, al cual cada vate va agregando su propia obra, en una suerte de cadáver exquisito muy peculiar. La idea es fascinante, desde luego, y nos permite soñar con ser parte de ese poema infinito, universal.
3.- “Se vive con la esperanza de ser un recuerdo”, sentencia Antonio Porchia, por otra parte. Y claro, ¿a quién no le gustaría –en el caso de los poetas- ser recordado(a) con algún verso de su autoría? (Se me vienen a la mente estas líneas de Manuel Gutiérrez N.: “¡No moriré del todo, amiga mía!/ de mi ondulado espíritu diverso/ algo en la urna diáfana del verso/ piadosa guardará la Poesía”. Sí, nuestra Señora la Poesía.
En cuanto a autores adorables, mencionaré solo unos cuantos: García Lorca, Whitman, Bachmann, Celan, Hikmet, Berk, Trakl, Pessoa, Pizarnik, D. M. Loynaz, César Dávila, Orozco, Paz…
Sara Vanegas Coveña (Cuenca, Ecuador, 19 de octubre de 1950)
Embajadora Universal de la Paz
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