Solía encontrar regocijo en los sueños adversos que tenía en mi vida, series de fotografías instantáneas, imágenes que se establecían entre contextos paradójicos de la mente. Eran señuelos de la realidad que capturaban momentos casi instantáneos de la vida, secuelas de una idea.
La mañana se presenta como una propuesta de lo que va a acontecer, sin ninguna realidad, solo expectativa de lo que puede ser. El hoy sin fondo ni forma, solo lo que pasa. ¿Para qué soñar? Los sueños estorban, si al fin solo vivimos lo que pasa, no lo que pensamos. El dolor persiste y la manera de afrontarlo es lo que permanece.
Hoy desperté con ese desasosiego, una idea brutal que invadía mi vida. En el fondo, la canción "La Lupita" sobre contrabando y traición sonaba, y para que no se supo nada, en el minuto tres, la soledad. Nunca más se supo nada.
Nada, nada, ¿dónde me perdí? El silencio, me recordarán, la cuerda, un nudo, el silencio, nada. Luces, caleidoscopio, las luces, el hiper foco, un túnel de luz. Se acaba.
Luces en mis ojos, regresé de un momentum, o me regresaron. No tengo más que vivir.
Azael Emmanuel Flores Clair. México.
Neuro-psicopedagogo, en busca del arte.
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